La desparasitación en perros

El cuidado de nuestros perros, implica más que alimentarlo y pasearlo. Un aspecto fundamental es la desparasitación, tanto interna como externa. Este proceso no solo protege a tu mascota de enfermedades, sino que también resguarda la salud de quienes conviven con él por lo que la desparasitación es un pilar en la sanidad tanto humana como veterinaria.
Los parásitos que afectan a los perros pueden clasificarse de distintas maneras, pero una manera fácil e intuitiva es diferenciarlos entre parásitos internos y externos.
Los parásitos internos hacen referencia a los gusanos intestinales, vermes pulmonares y también los que afectan al corazón. Si bien hay vermes que afectan a otros órganos (como los ojos), así como otro tipo de parásitos (coccidios, protozoos, etc.) suelen necesitar diagnósticos más precisos y tratamientos específicos de los cuales hoy no hablaremos.
Los parásitos externos son el grupo de parásitos que viven o se alimentan en la piel o pelo del perro. Aquí se incluyen pulgas, garrapatas, ácaros, piojos y mosquitos.
Los distintos parásitos pueden provocar diversidad de cuadros clínicos que dependerán de la carga parasitaria y del estado inmunitario del perro. Diarreas, vómitos, pérdida de peso, irritación local, anemias e infecciones son algunas de las consecuencias que podemos encontrar. Además, muchas veces estos parásitos pueden ser el vector de otras enfermedades como la leishmaniosis o la erlichiosis, por ejemplo.
Desparasitación interna
Si bien los distintos gusanos pueden afectar a distintos órganos, todos se pueden con moléculas de amplio espectro que son efectivas frente a un gran número de gusanos (planos y redondos). Los protocolos de desparasitación interna son profilácticos, es decir, que no solamente los aplicamos cuando tenemos un diagnóstico de parasitosis en el perro, sino que se realizan periódicamente sin necesidad de pruebas laboratoriales
Hay distintos protocolos de desparasitación que dependen del tamaño del animal, su edad y el grado de parasitación que presente. Los cachorros se pueden desparasitar a partir de las 2-3 semanas de vida y se va haciendo periódicamente hasta los 3 meses. A partir de ahí se recomienda una desparasitación mensual hasta los 6 meses, momento al partir del cual se desparasita trimestralmente.
El producto o su presentación (jarabes, comprimidos) dependen del criterio veterinario para cada animal.
Desparasitación externa
Los distintos artrópodos pueden provocar prurito, inflamaciones de piel o infecciones a nivel local. Por otra parte, también pueden provocar cuadros más graves y generalizados como sarnas, anemias y reacciones alérgicas.
En este aspecto, la desparasitación ideal es la preventiva, es decir, el objetivo será usar productos que eviten que estos parásitos piquen y se alimenten de nuestro perro. Así podemos emplear productos tópicos como sprays, pipetas o collares que tienen un efecto repelente.
Es importante destacar que los productos repelentes son los únicos que protegen al perro de la picadura de los mosquitos, incluyendo el flebótomo que transmite la leishmania. Los repelentes son efectivos también contra ácaros, pulgas y garrapatas, aunque si la cantidad de estos animales es muy alta, los productos repelentes pueden verse sobrepasados y en estas situaciones necesitaríamos complementarlo con otros productos, bien combinando productos tópicos entre sí o usando uno tópico más uno oral.
Los desparasitantes externos orales son comprimidos que se encargan de eliminar todos los ectoparásitos presentes en la piel y pelo del perro. Usualmente su duración es de aproximadamente 28 días pero también podemos encontrar productos de larga duración (3 meses). Estos medicamentos necesitan prescripción veterinaria y son ideales cuando nuestras mascotas ya están parasitadas, mas, no deben usarse como única herramienta pues no previenen de la infestación, se encargan de eliminar a los parásitos una vez ya han infestado a nuestras mascotas. Debemos tener claro también que estos productos no protegen de la picadura del vector de la leishmania.
El cepillado y la higiene regular también son importantes para prevenir las parasitaciones, por lo que después de cada paseo al aire libre deberíamos cepillarlos y revisar que su piel esté libre de garrapatas.
En definitiva, debemos tener claro que la desparasitación no es opcional, es una necesidad para mantener nuestro perro sano y feliz y evitamos riesgos para toda la familia y entorno al ayudar a controlar enfermedades potencialmente zoonóticas. Debemos consultar con nuestro veterinario para establecer un plan de desparasitación que se adapte a las necesidades de cada mascota y garantizar que ofrecemos la máxima protección posible a nuestro perro.
